Buenos Aires es una ciudad que enamora de a poco. A cada paso hasta anularte la voluntad porque te entregas sin condiciones. Alma de tango. La capital del imperio que no llegó.
Buenos Aires me sabes a melancolía y a grandeza malograda.
A medio camino entre el sueño y la pesadilla.
La capital del imperio que no llegó.
El despertar en duermevela.
Gardel cantando un tango que no termina.
“Por una cabeza, todas las locuras…”
Y la Historia te espera.
He dormido acunado por las estrellas
escuchando el rugido de tu cielo camino de Ezeiza.
Puerto Madero domestica al río de La Plata
y las chicas bellas sonríen recoletas
en esta capital donde el rosa pinta de consenso la casa presidencial.
Pedí asilo en la República independiente de La Boca
“Le toca a Palmero tocar el balón,
La doce se altera…”
Y al otro extremo de la ciudad, el príncipe Francescoli se ajusta
su frack para saltar a la cancha del Monumental.
Luna Park parece una caja de zapatos
y Calatrava hace bailar a los puentes con nombre de mujer.
Cabalga Rodrigo de Vivar y acá,
a 10.000 kilómetros de Castilla, el destierro no le alcanza.
Buenos Aires, te debo la canción que jamás aprenderé a entonar.
El verso que arañe tu corazón mestizo y de bandoneón.
La guitarra de Charly García,
La voz de Fito Páez para cantar los domingos en el club.
Andrés Calamaro como hilo musical de un país
con un acordeón por cada esquina y todo a media luz.
Buenos Aires...
si yo pudiera atrapar tu alma en una frase.
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