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El color de Turquía
Hacía un calor sofocante. Las contraventanas de la habitación estaban ajustadas y no pasaba ni una pizca de aire entre las rendijas. Tumbada en la cama y con un vaso de té helado, miraba cómo giraban lentamente las aspas del ventilador que colgaba del techo. Mientras estaba inmersa en mis pensamientos, la puerta se abrió de golpe.
Enviado el: Miércoles, 27 Junio, 2012 por Solsolet